Sujo John, EE.UU., Superviviente
23 de noviembre. Sujo John. Hace unas dos décadas que Sujo y su esposa Mary dejaron Calcuta y se trasladaron a Nueva York.
En 2008, Sujo puso en marcha «I Am Second», un experimento sin ánimo de lucro con sede en Dallas. Su pregunta era: ¿Qué pasaría si lanzara una visión de una vida vivida para algo más grande que él mismo?
Para responderla, su grupo empezó contando veinte historias de cortometrajes sobre personas reales que habían adoptado una visión de una vida vivida para «algo más grande» a pesar de haber pasado por acontecimientos que les habían destrozado la vida. En 2020, Sujo ofrecía más de 130 películas -historias contadas por actores, atletas, músicos, líderes empresariales, adictos y supervivientes-, además de contenido escrito e incluso acceso gratuito a entrenadores para ayudar a la gente a adoptar esta mentalidad. El contenido ha sido visto más de 120 millones de veces por personas de más de 230 países o territorios. Ayuda a mucha gente.
Cuando Sujo y Mary dejaron Calcuta por primera vez y se trasladaron a Nueva York, ambas consiguieron buenos trabajos. Pero era 2001 y sus oficinas estaban en el World Trade Center. Esto es lo que ocurrió.
La eternidad plantea una pregunta con sólo dos respuestas.
El 11 de septiembre de 2001, sentado en su escritorio de la planta 81, Sujo estaba sumido en sus pensamientos. Se debatía con la realidad de que, como cristiano, no estaba compartiendo el Evangelio con los demás. No sabía qué hacer. ¿Cuál era el propósito de Dios en su vida?
Esas preguntas tendrían que esperar. Se levantó y se dirigió al fax.
Entonces el mundo a su alrededor explotó. Y la conmoción le derribó. El aire se llenó de humo, polvo y escombros de oficina. Le cayeron encima cristales rotos.
Sujo se levantó y todo el edificio se inclinó. A través de las ventanas, pudo ver bolas de fuego que salían disparadas de los pisos superiores. Los incendios estallaron a su alrededor, y el combustible de los aviones de los pisos superiores parecía alimentarlos.
Sujo se abrió paso entre el amasijo de muebles de oficina amontonados a su alrededor. Tenía que llegar hasta sus compañeros y bajar hasta la salida. Tenía que salir.
La escalera ya estaba abarrotada de oficinistas de las plantas superiores a la ochenta y una. Los oficinistas se agolpaban contra la pared para dejar sitio a los primeros intervinientes que se dirigían a las plantas superiores. Sujo se preguntó si los bomberos y los equipos médicos volverían a bajar.
Sujo tardó cincuenta minutos en llegar a la planta baja y corrió hacia la entrada principal. Tenía que llegar a la Torre Sur para encontrar a su mujer Mary y a su hijo nonato.
Pero fuera la situación era peor. El aire, espeso de hollín y polvo, le impedía ver por dónde iba. Entonces otra explosión sacudió el suelo.
Justo delante de él, la Torre Sur empezó a derrumbarse. Dando media vuelta, Sujo se unió a un grupo de quince o veinte personas. Pero nadie sabía qué camino tomar ni qué hacer.
Allí de pie, el corazón de Sujo se llenó de un pensamiento ardiente: ¿conocían estas personas a Jesús? La angustia por ellos -por su bienestar eterno- se apoderó de él, y empezó a gritar: «¡Invocad el nombre del Señor y os salvaréis!».
Aunque estaba gritando con su propia voz, Sujo sintió la seguridad del Espíritu Santo hablando a cada persona allí en la plaza en ruinas. Todo el grupo de hombres y mujeres de diferentes religiones y quizás algunos sin ninguna fe se unieron a Sujo y clamaron a Jesús para que los salvara.
Mientras la Torre Sur seguía cayendo, el hollín y la ceniza hacían casi imposible ver. Los escombros se amontonaban alrededor, y de alguna manera Sujo perdió contacto con el grupo. No podía verlos. No estaba seguro de la dirección. Intentaba desesperadamente localizarlos cuando el mundo a su alrededor estalló… la Torre Norte se derrumbaba.
Trepando por encima y alrededor de los escombros, finalmente los encontró. Todos yacían muertos entre los escombros, en el lugar donde momentos antes habían invocado a Jesús para que los salvara.
«Jesús, acaban de invocar tu nombre. ¿Por qué no han sobrevivido? ¿Qué les había pasado?»
Sujo estaba allí solo, y la idea de que pronto se uniría a ellos le abrumaba. No parecía haber salida.
Entonces oyó aquella vocecita. «Hijo, ellos hicieron las paces conmigo en sus últimos momentos. Descansan conmigo en la gloria».
Justo entonces, a través del polvo y el humo, Sujo vio una luz roja parpadeante. Se arrastró sobre los escombros y mantuvo los ojos fijos en la luz roja. Cuando llegó a la calle, no había más que un amasijo de vehículos. Al fondo había una ambulancia aplastada con una luz roja parpadeante… que le alumbraba directamente a la cara.
«Sé que Dios puso esa luz allí para guiarme fuera de la Zona Cero aquella mañana». Su esposa Mary también se salvó. Ella había llegado tarde y nunca había llegado a su trabajo en la Torre Sur.
«Jesús le dijo: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y el que vive creyendo en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?» (Juan 11:25-26 NVI).
La eternidad plantea una pregunta con sólo dos respuestas. ¿Cuál has elegido?
Juan, Sujo. Do You Know Where You Are Going-One Man’s Story of September 11 and the Saving Grace of Jesus Christ (¿Sabes adónde vas? La historia de un hombre sobre el 11 de septiembre y la gracia salvadora de Jesucristo). Hendon, VA: Lantern Books, 2002.
John, Sujo. «I Am Second». White Chair Film. YouTube video. Publicado el 29 de agosto de 2011. https://www.youtube.com/watch? v=CryxwzBuldc.
Relato leído por: Blake Mattocks
Relato escrito por: Thomas Mitchell, http://www.walkwithgod.org/